sábado, 14 de abril de 2012

ARTICULO IV


ARTICULO IV

EL DRAMA ISABELINO.



            Lo “interdudes”, obras cortas de temas de actualidad y que servían de entretenimiento a universitarios y nobles tras los banquetes, se pueden considerar que fueron la transición del teatro medieval al renacentista.



            El drama inglés se desarrolló bajo la influencia de los clásicos: Iterencio y Plento ejercieron gran influencia, pero el más imitado fue Séneca. Así, la violencia, la atmósfera de terror y la aparición de fantasmas (elementos característicos de la tragedia isabelina) se inspiraban en el teatro de Séneca.



            The Spanish tragedy , Thomas Kyd, se representó por primera vez en 1580 obteniendo un gran éxito. Sin embargo, la primera tragedia se había representado hacia 1560, Gorboduc de Thomas Sacrille y Thomas Norton. Está escrita en “blank verse”, metro más usado en la tragedia isabelina.



            La tragedia isabelina tomo prestados elementos de la poética de Aristóteles como el concepto de “amerthia”[1] o el “catarsis”[2]. Sin embargo, a esto el teatro isabelino añadía la introducción de escenas cómicas y tramas secundarias.



            Los actores eran profesionales y estaban protegidos por los nobles. Las compañías estaban formadas sólo por hombres y los papeles femeninos eran interpretados por jóvenes adolescentes. Los actores principales eran los dueños de las compañías y los jóvenes entraban de aprendices, como en cualquier otro oficio. Se especializaban en un tipo de papel determinado (héroe, villano, amante, bufón, etc).



            Había dos clases de compañías, las del teatro público con actores adultos y teatro privado con actores jóvenes. Las “Public Companies” empezaron actuando en colegios de abogados, casas de nobles y en patios traseros de posadas. Su situación era inestable y comprometida por las licencias que les pedía el Municipio de Londres.



            Hay que tener en cuenta que la profesión de actor no se tenía como algo propio de un caballero, si bien esa gente de clase burguesa y de condición acomodada, recibían su principal apoyo de nobles y cortesanos.



            En 1594, Shakespeare aparece en algunos documentos como miembro de una compañía llamada “The Chambeler Man”, que con la llegada de Jacobo I (1603) se transformó en “The king’s Men” en la que permaneció Shakespeare hasta su retirada a Stratford en 1613. Otros documentos dicen que en 1598 se hablaba de él como un “principal comedian” y en 1603 como el “principal tragedian”.



            En 1576 se construye el primer teatro de Inglaterra debido a las dificultades de las compañías para permanecer estables. James Burbage era un carpintero convertido en actor que erigió un edificio fuera de la jurisdicción de Londres, quedando así libres del acoso de las autoridades. Se llamó “The Theatre” y debido al éxito obtenido, pronto se alzaron dos más: “The Curtain” y “The Rose”. Luego se construyó el más famoso: “The Globe”, situado en la otra orilla del Támesis. Desde 1599 en adelante Shakespeare y su compañía actuarían casi siempre en este teatro del que, además, era co-propietario en una décima parte.



Normalmente eran unos espacios abiertos circulares u octogonales con tres altas galerías provistas de gradas en donde se instalaba la nobleza. En el espacio del centro se establecía el escenario, el “apron stage” en el que también se establecían algunos nobles. El resto de la parte baja, donde estaba el escenario, se llamaba los “groundlings”, donde la plebe veía de pie las actuaciones. Sobre el escenario había un tejado y, a ambos lados, unas puertas por donde los actores entraban y salían. Al fondo del escenario, a nivel del piso superior, había una galería,, el “upper stage” que se utilizaba sólo en caso de necesidad, por ejemplo, con Romeo y Julieta. Bajo esta galería había una especie de escenario interior que normalmente permanecía cerrado con cortinas, siendo utilizado sólo en escenas que requerían una atmósfera lúgubre o de enclaustramiento, por ejemplo, la tumba de Julieta, la celda de Próspero, la cueva de la bruja en Macbeth, etc.



Cuando había representación se izaba una bandera para su conocimiento general y las obras se representaban sin interrupción porque el escenario carecía de telón. La puesta en escena era muy sencilla y el efecto teatral lo creaban el lenguaje y las técnicas teatrales. La relación entre el público y los actores eran muy estrecha y el público comenta la obra durante la actuación. Los teatros no estaban cubiertos por lo que las representaciones estaban a merced del tiempo, y al estar edificados en madera, muchos se incendiaron.





SHAKESPEARE COMO CENTRO DEL CANON.



            En la Inglaterra isabelina el estatuto de los actores era similar al de los mendigos y al de la gente baja. Esto, sin duda, debía apenar a Shakespeare, que trabajó esforzadamente para regresar a Stratford como un caballero. A excepción de este deseo, no sabemos casi nada de sus opiniones sociales, salvo las que pueden atisbarse en sus obras donde toda la información es ambigua.



            Como actor dramaturgo dependía del patronazgo y de la protección de los aristócratas. y sus ideas políticas, si tuvo algunas, eran las pertinentes del apogeo de la dilatada aristocracia que se  extendía desde Dante a la Ilustración,  incluyendo Goethe.




Edad teocrática: Biblia – Dante.
Edad aristocrática: Dante – Ilustración.
Edad democrática: Era de las revoluciones – Romanticismo – Whitman - SXX.
Edad caótica: SXX – Freud – Proust – Joyce.






            Las ideas políticas del joven Wordsworth u Blake son las de la revolución francesa y anuncian ya la Edad Democrática que alcanzó su apoteosis con Whitman y el canon americano, y adquiere su expresión final con Tolstoi e Ibsen.



            Para Harold Bloom, Shakespeare y Dante son el centro del canon porque superan a los demás en agudeza cognitiva[3], energía lingüística y poder de invención. Es posible que ese triple talento se fundamente en una pasión ontológica.



            La deuda de Shakespeare con el pasado es notoria y ciertamente debe incluirse en ella, no sólo a las obras morales del medievo, sino también al propio Marlowe. Sin embargo, según Bloom, el precursor más auténtico de Shakespeare es Chaucer por ser el más interiorizado de todos. Para Bloom hay un vínculo tenue, pero vibrante entre Falstaff de Henry IV y la igualmente escandalosa Comadre de Bath de Canterbury Tales.



Algunos eruditos han observado curiosas semialusiones a Chaucer que Falstaff ejemplifica: éste es visto en el camino de Canterbury, y tanto él como Alice juegan irónicamente con el primer versículo de la primera epístola de S. Pablo a los Corintios en la que se invita a los creyentes en Cristo a acercarse con fuerza a su vocación. La comadre de Bath proclama su vocación para el matrimonio diciendo que ella no es muy melindrosa y Falstaff defiende su profesión de salteador de caminos comentando que no es ningún pecado que un hombre se dedique a su vocación.



Triada trágica: Othello, Macbeth y King Lear:



            Estas tres obras se asemejan entre sí por el énfasis que todas ellas ponen en la existencia del mal. Es un mal inescrutable y absorbente que domina el mundo, pero al mismo tiempo, nos propone un enigma de incalculable valor desde el punto de vista intelectual.



            En su misma esencia se diferencian de Hamlet, en el que también está el tema del mal, sobre todo, en lo que respecta a la naturaleza del mal del que se ocupan. No se trata de un problema subjetivo que lleva al joven príncipe a encarnar la figura del inadaptado en una corte, sino que se trata de un mal diferente por el hecho de presentarse como plenamente objetivo, externo y tan amenazante como arbitrario: un mal que está en este mundo, pero no pertenece a él.

            Yago es un extraño demonio en medio de la corte donde reina la concordia y los males de Othello provienen exclusivamente de sus intrigas. Yago, además, se define muy pronto diciendo que él no es lo que parece. Es un concepto del mal como parásito muy similar al que tenemos después con Volpone, de Ben Jonson.



            La crítica ha advertido que este cambio en la naturaleza del mal, que propone Shakespeare, puede tener un componente político, siendo reflejo fiel de la favorable acogida que la ascensión al trono de Jacobo I (1603) tuvo para las gentes del teatro dado el marcado carácter proteccionista que el monarca pronto demostrase y su conocida afición.



            Por tanto, en una corte satisfecha de sí misma, el mal sólo puede deberse a alguien o algo concreto, objetivo y no a un malestar general e indefinido que libra su batalla como en la mente de Hamlet.



            Por tanto, en Othello se realiza un análisis del mal concretado en un personaje determinado que llega a infectar todo lo que le rodea. Se ha dicho a menudo que esta obra, quizá, sea la que mejor exhibe un lenguaje poético, más rico en imágenes y más retórico en emociones, junto con Romeo y Julieta.



            Para muchos, los extensos discursos entre Othello y Desdímona representan la cúspide de la poesía de Shakespeare. Como personajes ofrecen una gran simplicidad, lo mismo que Yago, su antagonista. Esto facilita el análisis e su conducta, y de inmediato lleva a pensar en las figuras de Adán, Eva y Satán en el Paradise Lost de Milton (1667).



            El Satán de Othello es Yago, personaje de proporciones miltonianas en el sentido de que es capaz de deslumbrarnos con su labor demoníaca hasta el punto de suscitar en nosotros, si no admiración, al menos un franco interés por sus intrigas, incluso, cierto pesar por su destino abocado al mal y a la destrucción de manera irreversible. Es un ser cegado por el mal y, como tal, orientado en una sola dirección: invertir a toda costa las potencialidades del bien.



            Yago es un psicópata que se conduce como un niño travieso y es fácil presa de sus impulsos. De todos los villanos de Shakespeare, él es el más logrado, el que nos da una mayor apariencia de realidad. Coleridge dijo de él que su malignidad se presentaba pura, sin motivo aparente. Otros críticos han resaltado aquel rasgo de su carácter que, quizá, constituya su misma esencia, es decir, su frialdad mortal. En cualquier caso, no es sólo el protagonista indiscutible de Othello, sino que, además, su protagonismo resulta desbordante.



            Es evidente que Shakespeare nos tiende una trampa, a sabiendas o no, que nos obliga a investigar de manera, incluso introspectiva, en la naturaleza del mal y es obvio también, que para tener acceso a esta exploración, Shakespeare nos obliga a adoptar su misma postura, es decir, a sentir por Yago una especie de simpatía intelectual, aunque secreta y no reconocida, y al tiempo un cierto sentimiento de piedad por su destino.

            En resumen, puede decirse que el alcance de la figura de Yago en la historia de la literatura inglesa desborde, sin duda, cualquier expectativa de su autor a este respecto. Yago, como dijimos, prefigura ya al Satán de Milton y éste, a su vez, al gran mito en torno al que girará el mundo romántico. Por tanto, es el gran precursor de la imaginación romántica.





BEN JONSON.



            Nacido en Londres. Hijo póstumo de un caballero empobrecido. Asistió a Westminster School durante cierto tiempo, pero pronto tuvo que aprender el oficio de su padrastro: albañil. Como detestaba ese oficio se alistó para ir a Flandes.



            Se casa hacia 1590 y a los 25 años ya toma parte en la representación de The Spanish tragedy  y colabora en la composición de algunas obras. Fue encarcelado por difamación. En 1598 se le compara  como dramaturgo con Shakespeare. En esa misma fecha obtiene su primer éxito en comedia con Every men & his humour, en la que Shakespeare actuaba como protagonista.



            En 1598 reta en duelo a un actor, por eso fue acusado de felonía. Aunque logra salvarse del patíbulo, no puede evitar que se le confisquen los bienes y que se le marque en el pulgar. Ese mismo año estrena con gran éxito The case in altered y un año más tarde Every men & his humour. En esta obra hace objeto de su sátira más acerba a otros autores teatrales, especialmente a John Merston. Jonson pronto recibe la respuesta de otros autores, lo que da lugar a una reacción en cadena de estos autores de sátiras y  contrasátiras conocida por el nombre de “The war of the theatres”.



            En este marco Jonson escribe Cynthia’s Revels (1600) y Eastward Hol. Sin embargo, en Poetaster, Jonson va más allá de contestar a sus detractores, centrando su sátira en un ataque contra los personajes influyentes de toda especie, lo que viene a ser ya un anticipo de Volpone.



            También tiene problemas con la justicia, esta vez acusado de traición por convertirse al catolicismo y ser sospechoso de simpatizar con las facciones papistas. Poco después, vuelve a la cárcel por satirizar a los escoceses en Eastward Hol, comedia en la que colaboró con su recién reconciliados amigos Harston y Chapman. Pese a todo, el ascenso al trono de Jacobo I benefició a Jonson y al mundo del teatro en general.



            Su madurez como autor llegará con las obras siguientes. A partir de aquí no escribió nada relevante. En 1619 la Universidad de Oxford le nombró “Master of Arts” y un poco después escribiría su English Grammar que nos ha llegado incompleta por culpa de un incendio. Él era fundamentalmente gramático.



Murió en 1637 y fue enterrado en Westminster.



Volpone o The Fox:



            Representada por primera vez en 1605 por la compañía de Shakespeare. La acción se desarrolla en Venecia. Su tratamiento del tema de la avaricia proviene directamente del teatro clásico. El esquema víctima – villano tiene una larga trayectoria desde Aristófanes a Plauto. A esto había que añadir el influjo de Luciano, Horacio y Juvenal, especialmente en el tema de la caza de herencias del que hay ya rostros en la comedia griega.



            Además, el peculiar simbolismo de los personajes se intensifica en Volpone mediante un método propio de la fábula que ejemplifica cómo los tipos humanos pueden caracterizarse, representándolos con formas animales. El principal villano es “The Fox” y su agente es la mosca, mientras que sus víctimas son aves de presa. Además están Corvino, que es un cuervo; Voltore, que es un buitre; etc.



            A este conjunto de maleantes hay que añadir tres tipos de origen inglés:



                        - El peregrino: Halcón

                        - Sir Politic would be: Loro parlanchín.

                        - Esposa de Sir Politic: Típica esposa británica.



            Por otro lado, se establece una clara continuidad entre el diseño y la trama en general de la obra perteneciente al propio autor y el rol específico de cada villano que, a su vez, genera una trama particular. De este modo, la obra gana en interés y profundidad, como si el ingenio desplegado por Mosca y Volpone sirviera de contrapunto al del propio autor. Así que a la habilidad del autor en el manejo de as situaciones cómicas se añaden la confianza del embaucador, la mosca, y la pericia del delincuente, Volpone, resultando de ello una pieza cómica en la que se mezclan histrionismo y dramatismo.



            Mosca, considerado por él mismo un parásito y que recibe de su amor el epíteto de “demonio”, demuestra con sus intrigas ser digno de estos halagos. Como parásito, muestra notables rasgos de agilidad mental, lo que le permite salir airoso en situaciones imprevistas, incluso a veces, parece ser el que tiene la voz cantante en su relación con Volpone. Pero como diablo, presenta un conocimiento perverso d3e la ley moral. Así, cuando se aproxima Bonario fingiendo amistad, no se distancia de aquellos personajes que en las obras medievales representaban alegóricamente a la hipocresía o a la simulación.

Pero aún así, su interés por la bondad y la verdadera virtud que él mismo proclama ante sus víctimas de manera incesante, no deja de tener cierta realidad porque es el mejor medio para conocer a sus víctimas ya que, aunque con fines diabólicos, logra detectar el mal moral del que padece: En Volpone, el orgullo; en Corvino, la ira, etc. De este modo, en la estructura víctima – villano representada, la figura del villano es dominante no sólo por su habilidad práctica, sino también por hallarse dotado de una intuición moral mucho mayor a la de sus víctimas de modo que el villano es como el castigo de sus culpas y locuras que una sociedad, en exceso reflejada, suele pasar por alto.



En Volpone algunos críticos han detectado cierta asimilación entre él y Jonson.. Para empezar, Volpone parece estar dotado de una serie de talentos que coinciden con los del propio autor. Se presenta como locuaz, ingenioso, maestro de la mímica, inteligente, crítico, cantor, poeta y capaz de entretener al público.



Además de esto, en la escena del charlatán, según la crítica, hay claras alusiones a algunas circunstancias características de Jonson: Discurre cuando decide urdir una trama para conseguir los amores de Celia a la que su celoso y avaro marido, Corvino, mantiene recluida en su propia casa por miedo a ser engañado. Volpone no duda en usar todo su ingenio y se hace pasar por Scoto de Mentua, charlatán italiano que vende pócimas milagrosas y que llegó a hacerse célebre en Inglaterra por haber visitado la Corte de Isabel en 1576. Se disfraza de Scoto y se sube a un estrado a hablar frente al gentío con el único fin de atraer la atención de Celia. Para ello ha dispuesto su escenario en un apartado rincón de Venecia que se halla justo frente a  la casa de la dama. Sin embargo, esto es cosa inusual en Scoto y todos lo saben, pues su costumbre era hablar en los sitios de más prestigio y puede extrañar la elección de ese lugar.  Para evitar sospechas, Scoto inicia su discurso explicando el cambio de escenario y para callar los malas lenguas dice que no han sido ni la pobreza ni el haber ido a galeras por haber envenenado a la querida del Cardenal Bembo las razones de su nuevo emplazamiento, sino más bien su disgusto ante la turba de charlatanes ignorantes que invaden Venecia y su propósito de alejarse de ellos.



El paralelismo entre el Scoto de Volpone y el propio Jonson es evidente según la crítica: ambos actúan para una audiencia de corte popular cuando antes lo hacían ante otra más refinada[4]. Por otro lado, Jonson fue encarcelado y Scoto se refiere también a las galeras.



Otro rasgo importante es que parece mostrarse indulgente con los deseos carnales, desplegando una vena lírica llena de referencias desdeñosas hacia los valores convencionales (fama, honor, etc) y que tiene un claro precedente en Marlowe. Por ejemplo, Volpone tropieza con la resistencia de Celia y el diálogo que se establece entre ambos no sólo muestra una lírica exquisita, sino que también hay resonancias de la lucha que el autor mantiene por seducir a su musa.



















[1] = Error del héroe que conduce al desenlace trágico.
[2] = Efecto purificador de la tragedia.
[3] = Penetración intelectual.
[4] Todas las obras de Jonson se habían representado en el teatro privado hasta Volpone que se representó en “The Globe”

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