sábado, 14 de abril de 2012

ARTICULO VII. EL SURGIMIENTO DE LA NOVELA. DEFOE, FIELDING, RICHARDSON Y STERNE.


ARTICULO VII

EL SURGIMIENTO DE LA NOVELA:

DEFOE, FIELDING, RICHARDSON Y STERNE.



EL SURGIMIENTO DE LA NOVELA.



            A finales del SXVII y principios del SXVIII se produjo una revolución literaria que culminó con el nacimiento de la novela. Durante esta época aparecieron nuevos lectores que procedían de la clase media, los gustos fueron cambiando y aumentó la creencia de que las formas literarias tradicionales ya no eran válidas, ni para representar la realidad ni para satisfacer al nuevo tipo de lector. Los “tradicionalistas” como Swift se oponían a este cambio ya que consideraban este cambio como una disminución de la calidad de las obras. Los “modernos” consideraban que los valores tradicionales estaban agotados y creían en la necesidad de una nueva forma literaria.



            El título completo de Robinson Crusoe, la primera novela, es The life & strange & surprizing adventures of Robinson Crusoe of York, mariner. Defoe con este título estaba capitalizando el interés de la época por lo extraño, por lo sorprendente, en otras palabras, por lo nuevo.



            El deseo de novedad vino en dos etapas, con dos generaciones. La primera corresponde a finales del SXVII y principios del SXVIII y en ella los escritores no eran conscientes de que se estaba gestando una revolución literaria que tendría como resultado la creación de una nueva forma literaria. Daniel Defoe, hombre inquieto y pragmático, que fue periodista, espía y que, incluso, estuvo en la cárcel, no era consciente de que su obra Robinson Crusoe iba a ser la primera novela en lengua inglesa. La segunda etapa se inició a mediados del SXVIII, y en ella tanto Richardson como Fielding y, más tarde, Sterne eran conscientes de estar escribiendo dentro de una nueva forma literaria. En sus novelas están presentes, en el caso de Richardson, los gérmenes de la futura novela psicológica, mientras que Fielding los de la novela realista del SXIX y, por último, Tristam Shandy de Sterne se puede considerar como uno de los primeros exponentes de la novela experimental.



            Fielding quiso otorgar mayor prestigio a este género encuadrándolo dentro de la tradición clásica y así, en el prólogo de su obra Joseph Andrews describió esta nueva forma literaria como “a comic epic poem in prose”. Sin embargo, el término “novela” para referirse a esta nueva forma no fue reconocido hasta finales del SXVIII.



            Otros dos factores importantes, que contribuyeron al nacimiento de la novela, fueron el apogeo que adquirió el periodismo y el cambio que se produjo en el público lector.



            Hacia finales del SXVII el periodismo se fue convirtiendo en una importante fuente de información y empezó a influir de forma significativa en la sociedad inglesa. La finalidad de las revistas era educar el gusto de la clase media fomentando la tolerancia y aportar temas de discusión a las tertulias que se formaban en los “coffee houses” .



            Una de las características de la novela del SXVIII fue su contemporaneidad, es decir, tratar temas que eran actuales o que, si se referían al pasado, tenían relevancia en el presente de aquella época. El interés por los temas de actualidad se debió en gran medida a la influencia del periodismo. Tanto Defoe como Richardson y Fielding estaban de alguna forma vinculados al mundo de la prensa. Defoe fue periodista, Richardson impresor y Fielding escribió periodismo político cuando tuvo que abandonar su producción dramática por la censura existente. Se puede considerar que los tres aprendieron las técnicas narrativas del periodismo.



            El lenguaje que utilizaban era sencillo y directo. El estilo de su prosa se debía adaptar al lenguaje de todos los días, puesto que el propósito de la novela era representar la vida tal y como era. Por ese motivo se rechazaban los temas tradicionales basadas en las leyendas, en la mitología o en la literatura anterior. Defoe, Richardson y Fielding inventaban sus historias o se basaban en hechos reales. La novela de Richardson, Pamela, se basó en la historia real de una sirvienta que se resistió al acoso sexual del señor de la casa y que, debido a su comportamiento virtuoso, terminó casándose con él. La de Fielding, Joseph Andrews, se inició como una parodia masculina de Pamela y en ella es un joven hermano de  Pamela el que se opone al acoso sexual de su señora.



            La denominación de los personajes y los propios personajes en sí se basaban en el mundo cotidiano y real. Eran individuos con los que se podía identificar el lector. Por esta razón sus historias, encuadradas en tiempo y  espacio concreto, eran posibles y, por tanto, creíbles.



            Otro factor clave en el nacimiento de la novela fue el cambio habido en el público lector que pasó a estar dominado por la clase media debido, principalmente, al aumento de la población perteneciente a esta clase social. Dentro del público hay que destacar el aumento que hubo en el número de mujeres. Richardson fue consciente de la importancia de este sector y así la heroína de su primera novela es una criada acosada por su señor.



            El deseo de novedad y de encontrar nuevas formas de expresión de la realidad de la época; el interés por el individuo, la vida privada y la realidad cotidiana ayudaron al nacimiento de la novela. Se produjo un cambio en la composición del público lector que, por primera vez, pertenecía en su mayoría a la clase media, con lo que la literatura salió del ámbito de la nobleza y entró a formar parte del mercado de consumo. También hubo un cambio en el gusto a favor de una literatura más sencilla y que sirviese de entretenimiento, por lo que las obras en prosa son más valoradas.





DEFOE Y ROBINSON CRUSOE.



            Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe, su primera novela, a los 59 años. Hombre individualista, pragmático, lleno de recursos y con una relación directa con Dios, característica de su religión puritana. Periodista, comerciante, espía. Su vida fue bastante azarosa y fue en sus últimos años cuando, en gran medida, por razones económicas, decidió escribir obras de ficción. Escribió varias novelas, de las que cabe destacar, Moll Flanders, además de Robinson Crusoe.



            Robinson Crusoe es la primera novela. Su protagonista es un inglés medio y el tema, su supervivencia física y espiritual en una isla desierta. Por primera vez el hombre medio se convierte en el centro de atención y en sus aventuras no existe ningún elemento irreal o fantástico. Los problemas que se le plantean a Robinson en la isla son los normales de la supervivencia de cualquier ser humano.



            La sociedad que organiza Robinson en la isla no difiere mucho de la de su país, incluso, se la ha visto como uno de los primeros ejemplos literarios del espíritu colonialista inglés.



            Se ha considerado que Robinson Crusoe representa al “homo-economicus” así como al individualismo puritano. En la obra de Defoe, el motivo económico es el que prevalece sobre todos los demás. Robinson emprende este viaje por este motivo, el que va a regir todos sus actuares. Buena prueba de ello es que constantemente está haciendo inventario de sus bienes. Robinson representa la mentalidad capitalista e, incluso, utilitaria, como se puede observar en su proceder a lo largo de sus viajes.



            Robinson en la isla es el epítome del individualismo, es capaz de sobrevivir completamente solo y su organización socio- económica está en la base del capitalismo individualista. Crea en la isla desierta un sustituto de propiedad privada, guarda sus bienes y sus viandas están cercadas, delimitando su propiedad.



            Una vez que se ha establecido, se inicia el proceso de colonización con la aparición de Friday. James Joyce, escritor modernista, afirma que Friday simboliza las razas sometidas.



            También se vuelve hacia las sagradas escrituras en un intento de encontrar, no solo consuelo, sino un sentido a su situación. Su relación con Dios es directa, representa el espíritu puritano; sin embargo, su sentimiento religioso no parece influir mucho en sus decisiones prácticas.



            Robinson Crusoe se puede interpretar como un viaje alegórico, como una autobiografía alegórica de su propia vida. El esquema es el siguiente:

                       

                        a) Rebelión: Robinson desobedece a su padre y emprende el viaje.



                        b) Castigo: La isla desierta.



                        c) Arrepentimiento: En la isla desierta.



                        d) Liberación: Robinson es rescatado.



            Virginia Woolf mantiene que Robinson no es un viajero imaginativo y que en esta obra tanto Dios como el ser humano y la naturaleza están reducidos a ser simples medios para conseguir fines prácticos. Dios no existe en esta novela, aunque realmente su presencia está en segundo plano como una ayuda práctica para su supervivencia psicológica. La naturaleza no existe en tanto que es un elemento exótico y metafórico, sino que su función es meramente práctica, de ella se pueden extraer materias y alimentos. Tanto el ser humano como su muerte tampoco tienen gran trascendencia, Robinson entierra a los caníbales porque huelen mal. Sin embargo, según también Woolf, Defoe es capaz de convertir en hermosos los objetos cotidianos, y sabe utilizarlos para crear una sensación de desolación. Por otro lado describe los momentos de angustia por medio de los efectos fisiológicos que produce: puños apretados, cuerpo contraído, sudor, etc.



            Robinson Crusoe, según Joyce, simboliza el hombre medio inglés con sus defectos y cualidades.



            Esta novela no solo inaugura una forma narrativa nueva, sino que anticipa modelos, sociedades y ecos que aún perduran hoy en día. El modelo de una sociedad capitalista, individualista y colonialista.





FIELDING Y JOSEPH ANDREWS.



            A diferencia de Defoe y Richardson, Henry Fielding pertenecía a la clase alta, sin embargo, es uno de los representantes del espíritu reformista de la época. Fue autor satírico y moralista y como magistrado quiso reformar la sociedad de su tiempo. Sin embargo, su sentido de la moral difería del de Richardson, que consideraba que el mayor pecado era el sexual, mientras que para Fielding lo eran la hipocresía, la vanidad, la corrupción de la sociedad.



            Fielding escribía una novela más dinámica y de mayor acción. Por su experiencia como dramaturgo sabía romper la narrativa en escenas cortas y presentar la acción con pocas palabras por medio del diálogo.



            Fielding, al igual que Defoe y Richardson, se hizo novelista casi por casualidad. Inició su carrera literaria como dramaturgo, pero debido al Licensing Act of 1737, por la que se censuró su obra teatral a causa de sus sátiras contra Sir Robert Walpote, sus obras se dejaron de representar. Como su carrera como dramaturgo se había truncado, decidió especializarse en leyes, se hizo abogado, juez, periodista político, más tarde, empezó a escribir novelas. Su objetivo era reformar la sociedad, denunciando la hipocresía, la vanidad y la corrupción.



            En sus novelas presenta una amplia galería de personajes, por medio de los cuales hace un análisis social de su tiempo. Tanto en Joseph Andrews como en Tom Jones, sus dos obras más representativas, denunciaba la afectación que definía como una mezcla de hipocresía y vanidad. Su crítica es a la sociedad en general, por ejemplo en Joseph Andrews sus personajes abarcan un amplio espectro social. La clase alta está representada por Mrs. Booby; el mundo de las leyes por los abogados y jueces con los que se encuentran Parson Adams y Joseph Andrews en sus andanzas; la clase baja por los posaderos, criadas y el postillón que simboliza el buen samaritano; mientras que la clase media está representada por los médicos, granjeros, etc. Todos los personajes muestran algún grado de lo que Fielding denominaba afectación, pero mientras que en unos es un defecto menor, en otros en un mal que deforma su personalidad.



            La crítica social de Fielding no es amarga. Este autor también miraba al ser humano con una mezcla de simpatía y compasión, pero no por ello dejaba de denunciar los males de su época.



            La influencia de Cervantes en esta obra es evidente y el propio autor así lo reconoce. Parson Adams y Joseph Andrews, al igual que Don Quijote y Sancho Panza, recorren los caminos y comparten aventuras que son narradas en clave de humor. Tanto Adams como Don Quijote son personajes que debido a su idealismo pierden contacto con la realidad; ambos dan por hecho las buenas intenciones de los diferentes personajes con los que se encuentran y esta es la razón por la que todo el mundo le engaña. Se establece también cierto paralelismo entre Joseph Andrews y Sancho Panza. Si Sancho representa el realismo, Joseph encarna el idealismo llevado a extremos casi grotescos; si Sancho es un personaje que evoluciona, a lo largo de la obra se “quijotiza”, Joseph también evoluciona. Al principio aparece como un personaje casi ridículo y con poca identidad; a lo largo de la obra deja de ser parodia de Pamela y se transforma en una personalidad con identidad propia que madura y empieza a captar la realidad que  les rodea. Al final de la obra se convierte en un personaje que tiene una visión más realista del mundo.



            Fielding incluyó en esta obra varias referencias bíblicas; el episodio en que Joseph es robado, maltratado y socorrido por el postillón que le deja su capa, claramente se refiere a la parábola del buen samaritano. Joseph debe su nombre al José bíblico y Adams recuerda a Abraham, pues guía a Joseph y a sus feligreses, que le respetan y admiran su espíritu cautivo.



            En el prólogo de Joseph Andrews, así como en los capítulos en los que Fielding comenta sobre su labor como escritor, se hace evidente que era consciente de estar escribiendo en una nueva forma literaria.



            Sus personajes son individuos bien definidos. Fielding en su prólogo de Joseph Andrews y en los comentarios que incluía en sus obras estaba sentando las bases de esta nueva forma literaria que Sterne en Tristam Shandy desarticula.





RICHARDSON Y PAMELA.



            Era impresor y pertenecía a la clase media. Antes de publicar su primera novela había escrito unas obras de carácter moral. Su interés por la moral se hace evidente en sus obras de ficción, entre las que hay que destacar Pamela, que se puede considerar como el primer best seller en lengua inglesa, y su extensa obra Clarissa.



            Richardson que, junto a Defoe y Fielding, es considerado como uno de los fundadores de la novela inglesa, empezó a escribir dentro de este género casi por casualidad. Al igual que Defoe, su vocación como escritor de ficción fue tardía, tenía 50 años cuando escribió su primera novela. En 1739 recibió el encargo de escribir una colección de cartas familiares que sirviesen de guía de conducta para las jóvenes criadas. Cuando estaba elaborando el encargo descubrió la historia de una joven sirvienta que por defender su virtud de los acosos de su señor, logró casarse con él. Richardson abandonó entonces la redacción de las cartas familiares y basándose en este hecho, escribió Pamela, su primera novela.



            El éxito de esta obra y su importancia dentro de la historia literaria inglesa, se debe a diversas razones. Por un lado, Richardson, por pertenecer a la clase media y por su trabajo de impresor, conocía el gusto del público lector de su tiempo. Por otro, como consecuencia del cambio que se estaba produciendo en el concepto de familia en aquellos tiempos, la institución del matrimonio era muy valorada en la sociedad urbana y puritana de la época. Se estaba evolucionando desde una familia patriarcal a una familia conyugal, compuesta exclusivamente por el matrimonio y los hijos. La mujer soltera no tenía cabida en este modelo familiar y se convirtió en una carga económica. Por este motivo, Richardson en su primera novela utilizó el modelo que se ha denominado como el de “trama matrimonial”, en la que los problemas de la heroína son resueltos mediante el matrimonio.



            Richardson inició otra tradición en la novela. El matrimonio servía para que la mujer ascendiese social y económicamente y no a la inversa, lo que ponía de manifiesto la hegemonía masculina dentro de la sociedad establecida. En sus obras está presente lo que se podría considerar como otra de las características de la novela, el doble criterio respecto al comportamiento sexual del hombre y de la mujer. Este doble criterio se basa en afirmar que el hombre por naturaleza es promiscuo y, por lo tanto, sus relaciones sexuales son siempre disculpables, mientras que la mujer por naturaleza es pura y casa, por lo que sus relaciones fuera del matrimonio son inadmisibles.



            El personaje e Pamela ha sido y es objeto de debate entre pamelistas y antipamelistas. Los pamelistas la consideran como un modelo de virtud a imitar, un personaje revolucionario capaz de imponer su propio criterio sin dejarse influir por las diferencias de clase. Pamela, que logra casarse con su señor, no sólo le está retando y venciendo dialécticamente, sino que está demostrando que su moral puritana de clase media es muy superior a la de la clase alta, y que ante los ojos de Dios todos los seres humanos son iguales. Los antipamelistas, entre los que se encontraba Fielding, consideraban que Pamela era un modelo de astucia e hipocresía y que su meta desde el principio era la de casarse con Mr. B. y para lograrlo utilizaba su virtud.



            Fielding escribió una obra corta titulada Shamela, en la que la virtud de Pamela se convierte en la astucia de una joven de vida licenciosa que buscaba atrapar al señor de la casa. Inicialmente su novela Joseph Andrews era también una parodia de Pamela. Joseph es hermano de Pamela, y al igual que su hermana defiende su castidad y se resiste a los acosos de su señora. Al final de la novela aparece Pamela, ya casada con Mr. B. y declara abiertamente que no puede relacionarse con las personas de clase inferior pues ya no pertenece a ella. La crítica feminista por su parte comparte parcialmente este criterio, y considera que Pamela no es una mujer revolucionaria, sino conservadora que utiliza las artes codificadas de mujer para ascender socialmente.



            La utilización que hace Richardson del estilo epistolario en sus novelas es una de las contribuciones más importantes del autor a la historia literaria inglesa. Por medio de las cartas presenta de forma directa el mundo interior de sus personajes, que expresan sus sentimientos y emociones casi en el mismo momento en que las están sintiendo, lo que permite un análisis del mundo interior del personaje, que será característica de lo que más tarde será la novela psicológica. Por otro lado, la técnica de Richardson consiste en escribir como en cámara lenta describiendo todos los detalles. Su mundo es reducido y casi claustrofóbico, se desarrolla en interiores con poca acción, lo que crea un contraste con el dinamismo de Fielding.





STERNE Y THE LIFE & OPINIONS OF TRISTAM SHANDY.



            Sterne nació en Irlanda, se educó en Cambridge y se hizo pastor protestante cerca de York.



            Su obra The life & opinions of Tristam Shandy apareció en sucesivos volúmenes desde 1760 hasta 1767. Esta obra fue una de las favoritas de la escuela crítica del SXX que se denomina Formalismo Ruso. Uno de los conceptos claves de esta escuela es el de desfamiliarización (convertir en extraño). Una obra adquiere la categoría de literaria cuando por medio de una serie de mecanismos, el lenguaje o la historia se desfamiliarizan.

            Tristam Shandy se caracteriza porque la historia está constantemente siendo alterada por la trama. En esta obra los mecanismos desfamiliarizadores están presentados al desnudo, lo que pone en evidencia que la relación entre la literatura y la ficción no es mimética, sino que la obra literaria es una ficción, una construcción verbal.



            Tradicionalmente se ha pensado que Fielding es el exponente de la novela convencional y que sus obras sentaron las bases de la estructura formal de la novela realista. Por otro lado, se ha considerado que Sterne desarticuló e hizo pedazos esta estructura, lo que indudablemente es cierto.



            Fielding proveyó a la novela de una estructura que no dejaba ningún cabo suelto, sus tramas han sido calificadas de arquitectónicas, puesto que cada elemento forma parte de un todo. Sterne rompió con cualquier concepto de unidad, pues mezclaba todo tipo de discursos e, incluso, dejaba hojas en blanco. La historia que quería contar era muy sencilla, su concepción, nacimiento, bautismo y la historia sentimental de su tío Toby. Sin embargo, la historia no avanza debido a las frecuentes interrupciones del narrador, que constantemente iba comentando sobre su obra. Sterne, en cierto sentido, estaba parodiando a los imitadores de Fielding que utilizaban de forma superficial las interrupciones del narrador, a diferencia de Sterne y de Fielding, que las usaban de forma estructural y no como mero ornamento.



            En ambos casos las interrupciones dan una cierta unidad a la estructura, es decir, están integradas en los textos. En el caso de Fielding crean una complicidad con el lector, mientras que en el de Sterne ponen de manifiesto las diferencias con las que se encuentra el escritor honesto cuando quiere pasar el mundo de la realidad al de la ficción.



            También se ha visto a Tristam Shandy como un antecedente de la técnica modernista ‘Stream of consciousness’, que se puede traducir al español como el fluir de la consciencia. Esta técnica consiste en intentar transcribir el constante flujo de pensamientos y sensaciones que se producen en la mente humana. Aunque el propósito de Sterne fue parodiar la teoría de la asociación de ideas de Locke, puesto que la historia no solo no avanza por las interrupciones del narrador, sino porque los personajes están continuamente divagando y retrocediendo, como consecuencia de las asociaciones de ideas que se producen en su mente; sin embargo, su parodia no dejaba de reflejar los mecanismos de la mente humana, que la ficción tradicional eliminaba en aras de crear una unidad estructural.



            En Tristam Shandy presenta uno de los personajes más entrañable de toda la literatura inglesa, ‘uncle Toby’. Este personaje encarna el sentimiento de ternura; es un soldado retirado que juega a la guerra en su jardín, y que tiene grandes problemas morales para matar una mosca que le estaba molestando. En ‘uncle Toby’ el humor y el sentimiento de ternura se unen, y este sentimentalismo contribuye también a dar cierta unidad a esta obra inconexa.



            Sterne es el heredero, al igual que Fielding, de Cervantes, lo que admite abiertamente. Se ha establecido un cierto paralelismo entre el idealista ‘uncle Toby’ y Don Quijote, así como entre Trim, criado de ‘uncle Toby’, y Sancho Panza. El paralelismo que considera más importante consiste en la utilización del narrador autoconsciente.



            En la novela del SXVII estaban presentes los gérmenes de la novela de los siglos siguientes. Richardson, por medio de su estilo epistolar, su descripción detallada, su ritmo lento, su talento serio y su moral puritana, introdujo en la ficción el análisis de las motivaciones y de las emociones.



            Fielding dio forma y sentó las bases de la novela realista del SXIX. Sus obras están perfectamente estructuradas y su narrativa es dinámica. Si el mundo de Pamela es de interiores, el de Fielding es de exteriores.



            Con Sterne la novela se desarticula y se ponen de manifiesto los mecanismos narrativos que configuran una obra literaria. Se puede considerar que en Tristam Shandy se encuentran los gérmenes de lo que será la novela experimental Por otro lado, anticipó la técnica narrativa del modernismo, pues en el monólogo de Tristam un pensamiento le lleva a otro sin conexión alguna lógica. Introdujo la emoción como elemento narrativo, con lo que anticipó la novela sentimental; el humor es también un elemento clave en su obra.


ARTICULO VI. EL PERIODO NEOCLÁSICO. DRYDEN, POPE Y SWIFT.


ARTICULO VI

EL PERIODO NEOCLÁSICO:

DRYDEN, POPE Y SWIFT.



EL PERIODO NEOCLÁSICO.



            El Neoclasicismo inglés puede identificarse con el “Augustan Age”. Abarca desde la segunda mitad del SXVII hasta mediados del SXVIII. Este movimiento literario culminó en el XVIII con las obras de Pope y Swift. El nombre de Augusto se debe al paralelismo que se estableció entre el reinado de Carlos II y el del Emperador romano Augusto.



            Roma, bajo el gobierno de Augusto, tuvo un periodo de relativa estabilidad y de apogeo cultural; en esta época vivieron Virgilio, Horacio y Ovidio, que fueron los poetas que sirvieron de modelo a los “Augustan poets”.



            Durante este periodo, la literatura inglesa fue adquiriendo una mayor base teórica a lo que contribuyeron de forma significativa las obras de crítica literaria de Dryden, entre las que destaca An essay of dramatic poesy (1668), en la que el autor puso de manifiesto las características del neoclasicismo inglés.



            La mentalidad de la época defendía los valores del mundo civilizado, lo que no es de extrañar, puesto que en esta época se estaba iniciando la expansión de lo que luego sería el Imperio Británico. Esta ideología sirvió de justificación para llevar el modelo de civilización británica a los pueblos que, desde su perspectiva, no estaban civilizados. El ejemplo más claro de esta mentalidad es la novela Robinson Crusoe de Defoe, en la que pone de manifiesto el espíritu colonialista inglés.



            En el ámbito literario del SXVIII coexistieron dos tendencias, la primera tradicional y neoclásica, a la que pertenecen Pope y Swift, y la otra más moderna que mantenía una estrecha relación con el periodismo, en ese momento en auge. A Swift y a Pope los preocupaba el auge que estaba adquiriendo esta clase de literatura y consideraban que se estaban poniendo en peligro los valores de la civilización.





JOHN DRYDEN.



            Dryden fue una de las figuras más destacadas de la Restauración. Escritor prolífico que escribió en casi todos los géneros: poemas, sátiras, drama y crítica literaria.



            Sus temas abarcan cuestiones políticas, filosóficas y literarias. Una de sus obras más destacada es All of love, que es una adaptación de la tragedia de Shakespeare Antony & Cleopatra, dentro del espíritu neoclásico.



            Su estilo es elegante y sencillo y, en ocasiones, suaviza el lenguaje de Shakespeare, aunque nunca alcanza su fuerza y genialidad; se la ha calificado como una obra bien escrita e importante dentro de su estilo.



            Dentro del ámbito político, en un primer momento apoyó la causa puritana de Cromwell hasta el punto de escribir un poema Herioque Stanzas elogiándole. Sin embargo, más tarde fue partidario de la Restauración y compuso dos poemas para celebrar la vuelta del rey Carlos II. Con la ascensión al trono de Jacobo II se convirtió al catolicismo.



            Dryden fue un producto de su época, pero después de luchas, buscó la paz y se demuestra en su famoso poema Absalom & Achitophel (1681-1682), en el que defendía la monarquía de Carlos II frente a los que se querían rebelar contra ella. Poema escrito en parámetros pareados dentro de la línea neoclásica. El mismo Dryden en An essay of dramatic poesy abogaba por la utilización del verso rimado al “blank verse”.



            Durante este periodo la sátira estaba valorada y él mismo hizo una fuerte defensa de ella; así tenemos que en su obra A discourse concerning the original & progress of Satire (1693) la describió como un <noble trade> y señaló que es un arte que no se puede aprender por mucho que se estudien sus reglas. El arte de la sátira consiste en presentar los defectos de una persona sin nombrarlos; es, por tanto, un juego de ingenio entre el escritor y el lector.



            Uno de los temas que más han interesado a los ingleses a lo largo de la historia ha sido el estudio del individuo dentro de la sociedad, y el humor ha sido uno de los medios más eficaces para lograrlo. El gran maestro es Chaucer y The Canterbury tales. No es de extrañar que Dryden en su prefacio de Fables ancient & modern elogiase a Chaucer, al que consideraba el padre de la poesía inglesa.



            En Absalom & Achitophel se hace una sátira en términos bíblicos. El paralelismo entre la rebelión de Absalom, hijo natural del Rey David, y la de Monmouth estaba presente en la época. Absalom es el Duque de Monmouth al que se describe en términos elogiosos, mientras que Shaftesbury es el traidor Achitophel, que el autor retrata con gran dureza. En este poema hay una gran galería de personajes públicos de la época.



            Con Dryden la sátira ocupó un lugar relevante dentro del ámbito literario inglés y es un claro ejemplo de los cambios que se produjeron en esa época. A partir de la segunda mitad de SXVII se inició una evolución dentro de las formas literarias: el soneto entró en desuso, la alegoría dentro de la línea de Dryden se utilizó con fines cómicos y satíricos, con la excepción de Bunyan, pues en Pilgrims progress siguió utilizándola de forma seria.

            El interés por lo heroico progresivamente se fue utilizando con fines cómicos, lo que dio usar al mock heroic. En esta épica burlesca se parodiaban grandes autores clásicos, se utilizaba su lenguaje para presentar un tema que ponía en evidencia la frivolidad de la sociedad de la época como en The rape of the lock de Pope, o la falta de talento de los modernos como en The Dunciad, también de Pope. Dryden nunca utilizó el mock heroic en Absalom & Achitophel debido a la seriedad y alcance del tema.



            Respecto a su acercamiento teórico a la literatura Dryden, a diferencia de Sidney, no consideraba que la poesía debía representar una realidad superior que el lector podía imitar, sino que para él el drama debería imitar a la naturaleza humana, aunque mantenía que el embellecimiento artístico era más eficaz que la mera imitación. Por lo tanto, para instruir y deleitar al público se debía adornar la imitación con los recursos poéticos.



            Dryden, aunque consideraba que el drama tenía que presentar una imagen no idealizada de la naturaleza humana, sin embargo mantenía que esta imagen debía ser atractiva y vital. La forma de llegar a este retrato de la naturaleza humana era mediante el análisis de las reacciones del ser humano cuando se encontraba en una situación adversa por un cambio de fortuna. Su teoría del conocimiento es parecida a la de Locke, pues su conocimiento se basaba en la observación. Los personajes debían ser individuos que perteneciesen a diversas épocas y que se encontrasen en diferentes situaciones.



            Dryden marcó el camino que luego recorrió la poesía neoclásica inglesa: imitación de la naturaleza sin distorsiones innecesarias con lenguaje claro y culto.





ALEXANDER POPE.



            Uno de los poemas satíricos clave de la literatura inglesa es The rape of the lock de Pope, escrito en “mock heroic”. El poema apareció por primera vez en 1712, en 1714 se publicó la segunda edición en la que se añadieron tres cantos más. El argumento del poema se basa en un hecho real, la desavenencia entre dos familias como consecuencia de que Lord Petre cortó un rizo de cabello de Miss Arabella Fermor. Pope, por medio del humor, intentó limar las asperezas entre las dos familias, y convirtió el hecho en el Rapto del Rizo, parodiando los del mundo clásico como, por ejemplo, el rapto de las sabinas.



            Pope critica en este poema una sociedad en la que la mancha de honor es semejante a una mancha en el brocado, en la que unas familias pueden enfrentarse entre sí por cuestiones triviales y en la que la escala de valores está invertida.



            Pope, por medio de estas disyunciones, describe una sociedad que ha perdido su escala de valores. Una sociedad en la que tiene la misma trascendencia enamorarse, que perder el collar. El amor es coquetería, la mujer se arma con afeites para la guerra de los sexos, la pérdida de la virginidad tiene la misma importancia que un desperfecto en un jarrón de porcelana.



            En este poema la sátira de Pope no es amarga, el ser humano es ridículo, la sociedad es frívola, egoísta y vanidosa, pero el ser humano nunca llega a convertirse en los Yahoos del libro IV de Gulliver’s travels de Swift.



            Pope fue uno de los grandes escritores de la épica burlesca que captó y transmitió perfectamente el lenguaje de Homero y Virgilio, con lo que acentuó la ironía del tema. En The rape of the lock las referencias al mundo clásico son constantes.



            Resumiendo, Pope estaba defendiendo los valores del mundo civilizado, lo que no es de extrañar puesto que perteneció a una época en la que se estaba iniciando la expansión de lo que luego sería el Imperio Británico; esta ideología sirvió de justificación para llegar a ver el modelo de civilización británica a los pueblos que, desde su perspectiva, no estaban civilizados. El ejemplo más claro de esta mentalidad es la novela Robinson Crusoe de su coetáneo Defoe, en la que se pone de manifiesto el espíritu colonialista británico.





JONATHAN SWIFT.



            La producción literaria de Swift está esencialmente escrita en prosa. Su obra maestra es Gulliver’s travels, que es una de las obras satíricas más importantes de la literatura inglesa. Swift realizó, por medio de sus escritos satíricos que abarcaban una amplia gama de temas, una dura crítica de su tiempo. Por ejemplo, en The battle of books criticó la nueva literatura que estaba surgiendo en esa época.



            En 1726 se publicó Gulliver’s travels que obtuvo un gran éxito. Sin embargo, no mucho después, y debido al retrato amargo que en la obra se hace del ser humano, esencialmente en el libro IV, hubo una fuerte reacción contra esta obra. Una de las críticas que más influencia ejerció fue la del novelista victoriano Trackeray que, a mediados del SXIX, calificó la obra de Swift de misántropa y maligna. Trackeray mantenía que, aunque admiraba a Swift como escritor satírico, su retrato del ser humano era inmoral, lo que le lleva a su famoso comentario sobre el libro IV.



“The reader of the fourth part of ‘Gulliver’s travels’ is like the hero himself in this instance[1]. It’s a yahoo language: a monster gibbering shrieks, & gnashing imprecations against mankind, tearing down all shreds of modesty, part all sense of manliness & shame; fifthy in word, fifthy in thought, furious, raging, obscene”



            Esta crítica de Trackeray tuvo un enorme eco y contribuyó a que este libro no fuese aceptado hasta casi mediados del SXIX.



            Swift no sólo estaba haciendo una crítica humana y social de su tiempo, sino que los temas y defectos que planteaba se pueden aplicar a cualquier periodo de la historia; de ahí la importancia de esta obra, así como el malestar que ha producido en amplios sectores de la crítica. Todo esto ha conducido a que se la haya rebajado impropiamente a la categoría de cuento de niños.



            El debate crítico se ha centrado esencialmente en el libro IV, en el que se describe el Reino de los Houyhnhnms, nombre onomatopéyico que representa el relincho de los caballos. En esa sociedad los caballos son superiores a los seres humanos, los Yahoos, que son presentados como seres despreciables y repugnantes, dominados por la pereza, estupidez y los bajos instintos.





[1] Se está refiriendo al principio del libro IV, cuando Gulliver es atacado por los Yahoos.

ARTICULO V. LA NOVELA VICTORIANA. DICKENS, LAS BRONTË Y GEORGE ELIOT.


ARTICULO V

LA NOVELA VICTORIANA:

DICKENS, LAS BRONTË Y GEORGE ELIOT.



LA NOVELA VICTORIANA Y SU ENTORNO.



            Se suele identificar la época victoriana con el largo reinado de la reina Victoria (1837-1901). Tradicionalmente se ha considerado que hasta la década de los setenta había una cierta identificación entre el pueblo inglés y las instituciones, pues era la época del apogeo del imperio británico; sin embargo, la realidad era muy diferente, la nueva clase proletaria vivía en unas condiciones infrahumanas y buscaba la manera de salir de esa situación.



            Dickens en sus novelas atacó la ineficacia de las instituciones públicas de la época, en Black house criticó duramente el sistema legal existente. En las obras de Dickens se presentaban los orfelinatos como lugares inhumanos donde los niños vivían en condiciones crueles. El hambre y el estado de postración de las clases marginales motivaron el aumento de la delincuencia en las ciudades.



            La novela victoriana se hizo eco de esta situación, aunque bien es verdad que en el realismo inglés la realidad se mezcla con la fantasía. El propio Dickens así lo afirma en el prefacio de Black house: “In Black house I have purposely dwelt upon the romantic side of familiar things”. La exigencia victoriana del “happy ending” contribuyó a esta idealización, tanto de la vida cotidiana de la clase media como del mundo de la clase baja, por lo que no es de extrañar que, cuando a finales del siglo el realismo dio paso al naturalismo, Inglaterra tuviese pocos y muy tímidos exponentes de esta segunda tendencia.



            Robin Gilmour en su libro The novel in the Victorian Age (1986), además de establecer una conexión entre el desarrollo de la novela y el de la sociedad inglesa de esa época, distinguió tres etapas histórico-literarias dentro del periodo victoriano.



            La primera etapa (1830-1850) se caracterizó por ser una época de cambios y crisis que suscitó el interés por el presente, por los cambios sociales del momento y por lo personal. Este tipo de interés puso de manifiesto la novela social. El interés por lo personal fue la respuesta a la necesidad de encontrar en esa épocaa de cambio una cierta estabilidad y continuidad recurriendo para ello a la memoria individual de cada uno. Este interés fructificó con la creación del “Bildungsroman” victoriano, que es una novela de iniciación en la que el héroe o la heroína pasan de la inocencia a la madurez después de duras pruebas. Es una novela de carácter biográfico en la que existe una mezcla de realismo e idealismo. Las dos obras más características de este periodo son Jane Eyre de Charlotte Brontë y David Copperfield de Charles Dickens.

            La segunda etapa (1850-1870) fue una época de estabilidad y apogeo británico en la que surgió la “novela doméstica”, que refleja la vida en las provincias y trata sobre los problemas de la clase media. Middlemarch de George Eliot es un claro ejemplo de este subgénero dentro de la ficción.



            La tercera etapa (1870-1901) fue una época de desencanto y escepticismo. En este final de siglo la novela se volvió más introvertida y psicológica, y en ella los personajes se sentían física y mentalmente atrapados. Esta clase de novela se podría relacionar con la naturalista. Así, por ejemplo, se ha considerado que las obras de ficción de Thomas Hardy podrían ser naturalistas, pues el autor rompió con el “happy ending” y presentaba la realidad de forma cruda.



            En la novela victoriana se recreaba la vida diaria haciéndola más interesante, se presentaba una visión cruda de la realidad de la época, aunque dulcificada. Según avanzaba el siglo las novelas se iban volviendo más realistas, sin embargo, se puede observar que el esquema de algunas de las novelas victorianas no dista mucho del de los cuentos de hadas, así Jane Eyre puede recordar al cuento de La Cenicienta; Wuthering Heights con el cuento de la Bella y la Bestia, el sentimentalismo de Dickens al de los cuentos infantiles, etc.



            Como la mayoría del público lector pertenecía a la clase media, las novelas debían ajustarse al código moral de esta clase, y como gran parte del público estaba compuesto por mujeres, el “pater familias” tenía que tener la certeza de que la novela se adecuaba al código moral establecido. Por lo tanto, se podría decir que la novela presentaba la moralidad de la clase media, esencialmente en lo referente a la conducta de la mujer que tenía que ser pura y casta; el matrimonio era para toda la vida y el sexo era una palabra prohibida. Virginia Woolf llamaba a este tipo de mujer “the angel in the house”, parodiando el título de un poema victoriano, y la describe de la siguiente manera:



I will describe her as shortly as I can. She was utterly unselfish. She excelled in the difficult arts of family life. She sacrified herself daily. If there was chicken, she took the leg, if there was a draught she sat in it- in short she was so constituted that she never had a mind or a wish of her own [...]. Above all I need not to say it- she was pure. Her purity was supposed to be chief beauty- her blushes, her great grace.



            Éste es el retrato de la heroína de la novela victoriana y su contrapartida era la mujer promiscua que debía ser castigada. La mujer en la novela de esta época era un ángel o un diablo.



            La novela victoriana tenía que sujetarse a una serie de normas que venían dadas, en parte, por su proceso de publicación, pues existían diferentes formas de editar una obra. Por un lado, era habitual que se realizase en tres volúmenes, lo que se llamaba “three decker”, por tanto la novela tenía que ser extensa, y hasta finales de este siglo o principios del SXX no se permitió que la novela fuese más breve. Otra forma de publicar era la de la novela por entregas que se divulgaba en una revista. Muchas novelas se publicaron así como, por ejemplo, Oliver Twist de Dickens.



            Las publicaciones por entregas creaban una intimidad entre el lector y el autor que en ocasiones modificaba el curso de la novela, según la popularidad de los personajes. Estas obras por entregas terminaban publicándose en tres volúmenes y pasaban a formar parte de las “circulating libraries”.





CHARLOTTE / EMILY BRONTË Y JANE EYRE / WUTHERING HEIGHTS.



Jane Eyre (1847) de Charlotte Brontë es una de las novelas claves de iniciación de la época victoriana que sin ser autobiográfica , contiene elementos de ella. Gilmour mantiene que el “Bildungsroman” victoriano se caracteriza por una mezcla de realismo e idealismo. En esta novela, y a este respecto, se pueden distinguir dos partes: la primera claramente realista con una descripción casi naturalista de las condiciones de la vida en Lowood, la institución de caridad en la que Jane pasó gran parte de su niñez; y una segunda parte que tiene elementos de cuentos de hadas y en la que gradualmente los problemas de Jane se van resolviendo de forma casi milagrosa.



            Aunque la novela alcanzó, nada más publicarse, un enorme éxito entre el público lector, sin embargo con la crítica literaria tuvo más dificultades. No obstante, en los años setenta y gracias a la crítica feminista, se produjo un cambio notable con respecto a esta novela. Lo que antes se censuraba, ahora se elogiaba. Por otro lado, se ha descubierto que Jane Eyre es una novela mucho más sofisticada de lo que parece en una primera lectura. Desde un punto de vista literario recoge tradiciones anteriores, contiene alusiones bíblicas y literarias como, por ejemplo, a las obras de Milton, Bunyan y Swift. También tiene una gran carga simbólica, mayor de la que se pensaba en un principio. Jane alterna situaciones de encierro (habitación roja) con situación de gran libertad (huida de Thornfield). En ambas situaciones se siente amenazada. Es simbólico de la represión y las barreras que  impone la sociedad.



            Showalter en su libro presenta la tradición literaria de la mujer partiendo de la generación de las Brontë hasta llegar a hoy en día. Dentro de esta tadición distingue tres etapas: la primera hasta George Eliot (1840-1880) llamada “feminine; la segunda (1880-1920) que es una etapa de protesta llamada “feminist”; y la tercera desde 1920 hasta nuestro días, que es una etapa de autodescubrimiento de la mujer llamada “femile”.



            La obra de Charlotte Brontë y la de Eliot pertenece a la primera etapa en la que las escritoras buscaban una heroína, pero lo de la heroína es difícil establecerlo en Wuthering Heights, que en realidad es un personaje mucho más rebelde. Showalter mantiene que Jane Eyre es una “heroine of fullfilment” que logra realizarse como mujer, mientras que Maggie Tulliver, personaje central de The mill on the floss de Eliot es una “heroine of renunciation”.

            No obstante, Jane Eyre no es una obra tan revolucionaria como se puede creer con una primera lectura ya que ella nunca viola el código moral estipulado, sino que en cierto sentido lo apoya. La historia de Jane Eyre no es la historia de su rebelión, sino de su socialización: pasa de sentirse marginada a ser la señora de la casa.



            Charlotte Brontë utiliza la trama amorosa en Jane Eyre para resolver la contradicción entre el desafío inicial de Jane a las convenciones sociales y su posterior aceptación de las mismas. Al final de la obra, y como consecuencia de su matrimonio con Rochester, reconcilia las convenciones sociales y su individualismo rebelde. Por otro lado, Emily Brontë en Wuthering Heights (1847) rechaza esta reconciliación, pues aunque se afirma la posibilidad de una existencia al margen de la sociedad que está simbolizada en las figuras de Cathy y Heathcliff de niños, esta vida acaba convirtiéndose en mito.



            Heathcliff de niño representa un mundo presocial, viene de fuera, no tiene ataduras familiares y se desconoce su origen; su entrada en la organización cerrada de la familia Earnshaw significa la libertad para Cathy niña. Heathcliff le ofrece la salida de la estructura social establecida y la entrada en el mundo de lo natural, de lo presocial. Sin embargo, ella adolescente entra en contacto con los Linton, que representan el orden establecido. El matrimonio de Cathy con Linton desencadena la tragedia. Ella, mediante ese matrimonio, quiere unir lo natural, su verdadero ser, con lo social, pero el resultado es su propia destrucción como ser humano, así como la de Heathcliff, que al sentirse rechazado se socializa y se convierte en un ser manipulador y cruel.



            Cathy muere añorando el mundo presocial y natural de los páramos donde jugaban de niños; no hay reconciliación posible entre lo natural y lo social. Cathy y Heathcliff se unen en el territorio de los páramos, pero una vez que han muerto.



            Como conclusión, se podría considerar que tanto en Jane Eyre, que se ha tomado como ejemplo del Bildungsroman victoriano, como en Hard Times, que ha servido de modelo de la novela social, se hace una fuerte crítica de la realidad social de su época. Dickens criticó el tipo de sociedad inhumana que estaba creando la revolución industrial, mientras que Charlotte Brontë destruyó los dos estereotipos de mujer; además en la descripción de Lowood hizo una seria denuncia de las instituciones de caridad.



            Sin embargo, la ideología subyacente en ambas obras es la clase media inglesa, puesto que en realidad ambos novelistas estaban abogando por la reforma de la clase dirigente. Wuthering Heights es una obra más revolucionaria en la que no hay reconciliación posible, y aunque en la segunda generación aparentemente se produce esta reconciliación, no hay que olvidar que ni Hareton ni Cathy II son hijos de Heathcliff, sino que descienden de los Earnshaws y de los Linton. Este final se puede considerar muy conservador, puesto que las tierras de estas dos familias, que había usurpado Heathcliff, vuelven a sus primitivos propietarios; sin embargo, es significativo que ninguno de los dos sea descendente de Heathcliff, lo que pone de manifiesto que la unión de lo social con lo natural no es posible más que en una dimensión mítica.


ARTICULO IV


ARTICULO IV

EL DRAMA ISABELINO.



            Lo “interdudes”, obras cortas de temas de actualidad y que servían de entretenimiento a universitarios y nobles tras los banquetes, se pueden considerar que fueron la transición del teatro medieval al renacentista.



            El drama inglés se desarrolló bajo la influencia de los clásicos: Iterencio y Plento ejercieron gran influencia, pero el más imitado fue Séneca. Así, la violencia, la atmósfera de terror y la aparición de fantasmas (elementos característicos de la tragedia isabelina) se inspiraban en el teatro de Séneca.



            The Spanish tragedy , Thomas Kyd, se representó por primera vez en 1580 obteniendo un gran éxito. Sin embargo, la primera tragedia se había representado hacia 1560, Gorboduc de Thomas Sacrille y Thomas Norton. Está escrita en “blank verse”, metro más usado en la tragedia isabelina.



            La tragedia isabelina tomo prestados elementos de la poética de Aristóteles como el concepto de “amerthia”[1] o el “catarsis”[2]. Sin embargo, a esto el teatro isabelino añadía la introducción de escenas cómicas y tramas secundarias.



            Los actores eran profesionales y estaban protegidos por los nobles. Las compañías estaban formadas sólo por hombres y los papeles femeninos eran interpretados por jóvenes adolescentes. Los actores principales eran los dueños de las compañías y los jóvenes entraban de aprendices, como en cualquier otro oficio. Se especializaban en un tipo de papel determinado (héroe, villano, amante, bufón, etc).



            Había dos clases de compañías, las del teatro público con actores adultos y teatro privado con actores jóvenes. Las “Public Companies” empezaron actuando en colegios de abogados, casas de nobles y en patios traseros de posadas. Su situación era inestable y comprometida por las licencias que les pedía el Municipio de Londres.



            Hay que tener en cuenta que la profesión de actor no se tenía como algo propio de un caballero, si bien esa gente de clase burguesa y de condición acomodada, recibían su principal apoyo de nobles y cortesanos.



            En 1594, Shakespeare aparece en algunos documentos como miembro de una compañía llamada “The Chambeler Man”, que con la llegada de Jacobo I (1603) se transformó en “The king’s Men” en la que permaneció Shakespeare hasta su retirada a Stratford en 1613. Otros documentos dicen que en 1598 se hablaba de él como un “principal comedian” y en 1603 como el “principal tragedian”.



            En 1576 se construye el primer teatro de Inglaterra debido a las dificultades de las compañías para permanecer estables. James Burbage era un carpintero convertido en actor que erigió un edificio fuera de la jurisdicción de Londres, quedando así libres del acoso de las autoridades. Se llamó “The Theatre” y debido al éxito obtenido, pronto se alzaron dos más: “The Curtain” y “The Rose”. Luego se construyó el más famoso: “The Globe”, situado en la otra orilla del Támesis. Desde 1599 en adelante Shakespeare y su compañía actuarían casi siempre en este teatro del que, además, era co-propietario en una décima parte.



Normalmente eran unos espacios abiertos circulares u octogonales con tres altas galerías provistas de gradas en donde se instalaba la nobleza. En el espacio del centro se establecía el escenario, el “apron stage” en el que también se establecían algunos nobles. El resto de la parte baja, donde estaba el escenario, se llamaba los “groundlings”, donde la plebe veía de pie las actuaciones. Sobre el escenario había un tejado y, a ambos lados, unas puertas por donde los actores entraban y salían. Al fondo del escenario, a nivel del piso superior, había una galería,, el “upper stage” que se utilizaba sólo en caso de necesidad, por ejemplo, con Romeo y Julieta. Bajo esta galería había una especie de escenario interior que normalmente permanecía cerrado con cortinas, siendo utilizado sólo en escenas que requerían una atmósfera lúgubre o de enclaustramiento, por ejemplo, la tumba de Julieta, la celda de Próspero, la cueva de la bruja en Macbeth, etc.



Cuando había representación se izaba una bandera para su conocimiento general y las obras se representaban sin interrupción porque el escenario carecía de telón. La puesta en escena era muy sencilla y el efecto teatral lo creaban el lenguaje y las técnicas teatrales. La relación entre el público y los actores eran muy estrecha y el público comenta la obra durante la actuación. Los teatros no estaban cubiertos por lo que las representaciones estaban a merced del tiempo, y al estar edificados en madera, muchos se incendiaron.





SHAKESPEARE COMO CENTRO DEL CANON.



            En la Inglaterra isabelina el estatuto de los actores era similar al de los mendigos y al de la gente baja. Esto, sin duda, debía apenar a Shakespeare, que trabajó esforzadamente para regresar a Stratford como un caballero. A excepción de este deseo, no sabemos casi nada de sus opiniones sociales, salvo las que pueden atisbarse en sus obras donde toda la información es ambigua.



            Como actor dramaturgo dependía del patronazgo y de la protección de los aristócratas. y sus ideas políticas, si tuvo algunas, eran las pertinentes del apogeo de la dilatada aristocracia que se  extendía desde Dante a la Ilustración,  incluyendo Goethe.




Edad teocrática: Biblia – Dante.
Edad aristocrática: Dante – Ilustración.
Edad democrática: Era de las revoluciones – Romanticismo – Whitman - SXX.
Edad caótica: SXX – Freud – Proust – Joyce.






            Las ideas políticas del joven Wordsworth u Blake son las de la revolución francesa y anuncian ya la Edad Democrática que alcanzó su apoteosis con Whitman y el canon americano, y adquiere su expresión final con Tolstoi e Ibsen.



            Para Harold Bloom, Shakespeare y Dante son el centro del canon porque superan a los demás en agudeza cognitiva[3], energía lingüística y poder de invención. Es posible que ese triple talento se fundamente en una pasión ontológica.



            La deuda de Shakespeare con el pasado es notoria y ciertamente debe incluirse en ella, no sólo a las obras morales del medievo, sino también al propio Marlowe. Sin embargo, según Bloom, el precursor más auténtico de Shakespeare es Chaucer por ser el más interiorizado de todos. Para Bloom hay un vínculo tenue, pero vibrante entre Falstaff de Henry IV y la igualmente escandalosa Comadre de Bath de Canterbury Tales.



Algunos eruditos han observado curiosas semialusiones a Chaucer que Falstaff ejemplifica: éste es visto en el camino de Canterbury, y tanto él como Alice juegan irónicamente con el primer versículo de la primera epístola de S. Pablo a los Corintios en la que se invita a los creyentes en Cristo a acercarse con fuerza a su vocación. La comadre de Bath proclama su vocación para el matrimonio diciendo que ella no es muy melindrosa y Falstaff defiende su profesión de salteador de caminos comentando que no es ningún pecado que un hombre se dedique a su vocación.



Triada trágica: Othello, Macbeth y King Lear:



            Estas tres obras se asemejan entre sí por el énfasis que todas ellas ponen en la existencia del mal. Es un mal inescrutable y absorbente que domina el mundo, pero al mismo tiempo, nos propone un enigma de incalculable valor desde el punto de vista intelectual.



            En su misma esencia se diferencian de Hamlet, en el que también está el tema del mal, sobre todo, en lo que respecta a la naturaleza del mal del que se ocupan. No se trata de un problema subjetivo que lleva al joven príncipe a encarnar la figura del inadaptado en una corte, sino que se trata de un mal diferente por el hecho de presentarse como plenamente objetivo, externo y tan amenazante como arbitrario: un mal que está en este mundo, pero no pertenece a él.

            Yago es un extraño demonio en medio de la corte donde reina la concordia y los males de Othello provienen exclusivamente de sus intrigas. Yago, además, se define muy pronto diciendo que él no es lo que parece. Es un concepto del mal como parásito muy similar al que tenemos después con Volpone, de Ben Jonson.



            La crítica ha advertido que este cambio en la naturaleza del mal, que propone Shakespeare, puede tener un componente político, siendo reflejo fiel de la favorable acogida que la ascensión al trono de Jacobo I (1603) tuvo para las gentes del teatro dado el marcado carácter proteccionista que el monarca pronto demostrase y su conocida afición.



            Por tanto, en una corte satisfecha de sí misma, el mal sólo puede deberse a alguien o algo concreto, objetivo y no a un malestar general e indefinido que libra su batalla como en la mente de Hamlet.



            Por tanto, en Othello se realiza un análisis del mal concretado en un personaje determinado que llega a infectar todo lo que le rodea. Se ha dicho a menudo que esta obra, quizá, sea la que mejor exhibe un lenguaje poético, más rico en imágenes y más retórico en emociones, junto con Romeo y Julieta.



            Para muchos, los extensos discursos entre Othello y Desdímona representan la cúspide de la poesía de Shakespeare. Como personajes ofrecen una gran simplicidad, lo mismo que Yago, su antagonista. Esto facilita el análisis e su conducta, y de inmediato lleva a pensar en las figuras de Adán, Eva y Satán en el Paradise Lost de Milton (1667).



            El Satán de Othello es Yago, personaje de proporciones miltonianas en el sentido de que es capaz de deslumbrarnos con su labor demoníaca hasta el punto de suscitar en nosotros, si no admiración, al menos un franco interés por sus intrigas, incluso, cierto pesar por su destino abocado al mal y a la destrucción de manera irreversible. Es un ser cegado por el mal y, como tal, orientado en una sola dirección: invertir a toda costa las potencialidades del bien.



            Yago es un psicópata que se conduce como un niño travieso y es fácil presa de sus impulsos. De todos los villanos de Shakespeare, él es el más logrado, el que nos da una mayor apariencia de realidad. Coleridge dijo de él que su malignidad se presentaba pura, sin motivo aparente. Otros críticos han resaltado aquel rasgo de su carácter que, quizá, constituya su misma esencia, es decir, su frialdad mortal. En cualquier caso, no es sólo el protagonista indiscutible de Othello, sino que, además, su protagonismo resulta desbordante.



            Es evidente que Shakespeare nos tiende una trampa, a sabiendas o no, que nos obliga a investigar de manera, incluso introspectiva, en la naturaleza del mal y es obvio también, que para tener acceso a esta exploración, Shakespeare nos obliga a adoptar su misma postura, es decir, a sentir por Yago una especie de simpatía intelectual, aunque secreta y no reconocida, y al tiempo un cierto sentimiento de piedad por su destino.

            En resumen, puede decirse que el alcance de la figura de Yago en la historia de la literatura inglesa desborde, sin duda, cualquier expectativa de su autor a este respecto. Yago, como dijimos, prefigura ya al Satán de Milton y éste, a su vez, al gran mito en torno al que girará el mundo romántico. Por tanto, es el gran precursor de la imaginación romántica.





BEN JONSON.



            Nacido en Londres. Hijo póstumo de un caballero empobrecido. Asistió a Westminster School durante cierto tiempo, pero pronto tuvo que aprender el oficio de su padrastro: albañil. Como detestaba ese oficio se alistó para ir a Flandes.



            Se casa hacia 1590 y a los 25 años ya toma parte en la representación de The Spanish tragedy  y colabora en la composición de algunas obras. Fue encarcelado por difamación. En 1598 se le compara  como dramaturgo con Shakespeare. En esa misma fecha obtiene su primer éxito en comedia con Every men & his humour, en la que Shakespeare actuaba como protagonista.



            En 1598 reta en duelo a un actor, por eso fue acusado de felonía. Aunque logra salvarse del patíbulo, no puede evitar que se le confisquen los bienes y que se le marque en el pulgar. Ese mismo año estrena con gran éxito The case in altered y un año más tarde Every men & his humour. En esta obra hace objeto de su sátira más acerba a otros autores teatrales, especialmente a John Merston. Jonson pronto recibe la respuesta de otros autores, lo que da lugar a una reacción en cadena de estos autores de sátiras y  contrasátiras conocida por el nombre de “The war of the theatres”.



            En este marco Jonson escribe Cynthia’s Revels (1600) y Eastward Hol. Sin embargo, en Poetaster, Jonson va más allá de contestar a sus detractores, centrando su sátira en un ataque contra los personajes influyentes de toda especie, lo que viene a ser ya un anticipo de Volpone.



            También tiene problemas con la justicia, esta vez acusado de traición por convertirse al catolicismo y ser sospechoso de simpatizar con las facciones papistas. Poco después, vuelve a la cárcel por satirizar a los escoceses en Eastward Hol, comedia en la que colaboró con su recién reconciliados amigos Harston y Chapman. Pese a todo, el ascenso al trono de Jacobo I benefició a Jonson y al mundo del teatro en general.



            Su madurez como autor llegará con las obras siguientes. A partir de aquí no escribió nada relevante. En 1619 la Universidad de Oxford le nombró “Master of Arts” y un poco después escribiría su English Grammar que nos ha llegado incompleta por culpa de un incendio. Él era fundamentalmente gramático.



Murió en 1637 y fue enterrado en Westminster.



Volpone o The Fox:



            Representada por primera vez en 1605 por la compañía de Shakespeare. La acción se desarrolla en Venecia. Su tratamiento del tema de la avaricia proviene directamente del teatro clásico. El esquema víctima – villano tiene una larga trayectoria desde Aristófanes a Plauto. A esto había que añadir el influjo de Luciano, Horacio y Juvenal, especialmente en el tema de la caza de herencias del que hay ya rostros en la comedia griega.



            Además, el peculiar simbolismo de los personajes se intensifica en Volpone mediante un método propio de la fábula que ejemplifica cómo los tipos humanos pueden caracterizarse, representándolos con formas animales. El principal villano es “The Fox” y su agente es la mosca, mientras que sus víctimas son aves de presa. Además están Corvino, que es un cuervo; Voltore, que es un buitre; etc.



            A este conjunto de maleantes hay que añadir tres tipos de origen inglés:



                        - El peregrino: Halcón

                        - Sir Politic would be: Loro parlanchín.

                        - Esposa de Sir Politic: Típica esposa británica.



            Por otro lado, se establece una clara continuidad entre el diseño y la trama en general de la obra perteneciente al propio autor y el rol específico de cada villano que, a su vez, genera una trama particular. De este modo, la obra gana en interés y profundidad, como si el ingenio desplegado por Mosca y Volpone sirviera de contrapunto al del propio autor. Así que a la habilidad del autor en el manejo de as situaciones cómicas se añaden la confianza del embaucador, la mosca, y la pericia del delincuente, Volpone, resultando de ello una pieza cómica en la que se mezclan histrionismo y dramatismo.



            Mosca, considerado por él mismo un parásito y que recibe de su amor el epíteto de “demonio”, demuestra con sus intrigas ser digno de estos halagos. Como parásito, muestra notables rasgos de agilidad mental, lo que le permite salir airoso en situaciones imprevistas, incluso a veces, parece ser el que tiene la voz cantante en su relación con Volpone. Pero como diablo, presenta un conocimiento perverso d3e la ley moral. Así, cuando se aproxima Bonario fingiendo amistad, no se distancia de aquellos personajes que en las obras medievales representaban alegóricamente a la hipocresía o a la simulación.

Pero aún así, su interés por la bondad y la verdadera virtud que él mismo proclama ante sus víctimas de manera incesante, no deja de tener cierta realidad porque es el mejor medio para conocer a sus víctimas ya que, aunque con fines diabólicos, logra detectar el mal moral del que padece: En Volpone, el orgullo; en Corvino, la ira, etc. De este modo, en la estructura víctima – villano representada, la figura del villano es dominante no sólo por su habilidad práctica, sino también por hallarse dotado de una intuición moral mucho mayor a la de sus víctimas de modo que el villano es como el castigo de sus culpas y locuras que una sociedad, en exceso reflejada, suele pasar por alto.



En Volpone algunos críticos han detectado cierta asimilación entre él y Jonson.. Para empezar, Volpone parece estar dotado de una serie de talentos que coinciden con los del propio autor. Se presenta como locuaz, ingenioso, maestro de la mímica, inteligente, crítico, cantor, poeta y capaz de entretener al público.



Además de esto, en la escena del charlatán, según la crítica, hay claras alusiones a algunas circunstancias características de Jonson: Discurre cuando decide urdir una trama para conseguir los amores de Celia a la que su celoso y avaro marido, Corvino, mantiene recluida en su propia casa por miedo a ser engañado. Volpone no duda en usar todo su ingenio y se hace pasar por Scoto de Mentua, charlatán italiano que vende pócimas milagrosas y que llegó a hacerse célebre en Inglaterra por haber visitado la Corte de Isabel en 1576. Se disfraza de Scoto y se sube a un estrado a hablar frente al gentío con el único fin de atraer la atención de Celia. Para ello ha dispuesto su escenario en un apartado rincón de Venecia que se halla justo frente a  la casa de la dama. Sin embargo, esto es cosa inusual en Scoto y todos lo saben, pues su costumbre era hablar en los sitios de más prestigio y puede extrañar la elección de ese lugar.  Para evitar sospechas, Scoto inicia su discurso explicando el cambio de escenario y para callar los malas lenguas dice que no han sido ni la pobreza ni el haber ido a galeras por haber envenenado a la querida del Cardenal Bembo las razones de su nuevo emplazamiento, sino más bien su disgusto ante la turba de charlatanes ignorantes que invaden Venecia y su propósito de alejarse de ellos.



El paralelismo entre el Scoto de Volpone y el propio Jonson es evidente según la crítica: ambos actúan para una audiencia de corte popular cuando antes lo hacían ante otra más refinada[4]. Por otro lado, Jonson fue encarcelado y Scoto se refiere también a las galeras.



Otro rasgo importante es que parece mostrarse indulgente con los deseos carnales, desplegando una vena lírica llena de referencias desdeñosas hacia los valores convencionales (fama, honor, etc) y que tiene un claro precedente en Marlowe. Por ejemplo, Volpone tropieza con la resistencia de Celia y el diálogo que se establece entre ambos no sólo muestra una lírica exquisita, sino que también hay resonancias de la lucha que el autor mantiene por seducir a su musa.



















[1] = Error del héroe que conduce al desenlace trágico.
[2] = Efecto purificador de la tragedia.
[3] = Penetración intelectual.
[4] Todas las obras de Jonson se habían representado en el teatro privado hasta Volpone que se representó en “The Globe”